Fue una experiencia muy agradable, llevar a los estudiantes a conocer Santa María de Dota, no imaginan lo que disfrutaron en el camino, porque a pesar de la madrugada de ese día y las largas horas de camino todos estaban muy emocionados. Cuando llegamos al cafetal y poder saborear aquellas tortillas con frijoles majados, torta de huevo, envueltas en hojas de plátano, con un rico café o agua dulce, como dicen no tiene precio. Para los que habíamos cogido café alguna vez, fue transportarnos en el tiempo. Fue un día especial, para compartir, hermanar y el escuchar aquellas historias tan maravillosas de los lugareños, hicieron que los estudiantes se motivaran y preguntaran muchas inquietudes sobre la época de la recolección del café, como vestían, la cantidad de café por día que las familias llegaban a coger, lo que llevaban para comer y alguna que otra anécdota, como novios, perdidas de almuerzos, caídas con los canastos repletos de granos de café y tener que juntar no por uno, escapadas al río. Sin duda este proyecto nos deje una gran enseñanza, las tradiciones orales no deben perderse y es necesario buscar espacios para que las nuevas generaciones investiguen y compartan, estas historias de abuelos y vecinos. Felicidades a todos . Carmen Ramírez Ch.- Escuela República de Colombia
Fue una experiencia muy agradable, llevar a los estudiantes a conocer Santa María de Dota, no imaginan lo que disfrutaron en el camino, porque a pesar de la madrugada de ese día y las largas horas de camino todos estaban muy emocionados. Cuando llegamos al cafetal y poder saborear aquellas tortillas con frijoles majados, torta de huevo, envueltas en hojas de plátano, con un rico café o agua dulce, como dicen no tiene precio. Para los que habíamos cogido café alguna vez, fue transportarnos en el tiempo.
ResponderEliminarFue un día especial, para compartir, hermanar y el escuchar aquellas historias tan maravillosas de los lugareños, hicieron que los estudiantes se motivaran y preguntaran muchas inquietudes sobre la época de la recolección del café, como vestían, la cantidad de café por día que las familias llegaban a coger, lo que llevaban para comer y alguna que otra anécdota, como novios, perdidas de almuerzos, caídas con los canastos repletos de granos de café y tener que juntar no por uno, escapadas al río.
Sin duda este proyecto nos deje una gran enseñanza, las tradiciones orales no deben perderse y es necesario buscar espacios para que las nuevas generaciones investiguen y compartan, estas historias de abuelos y vecinos. Felicidades a todos . Carmen Ramírez Ch.- Escuela República de Colombia